5 de septiembre de 2010

Jueves.

Ese día partió malo, sólo levantarme fue traumático, estaba cansada, me mire al espejo y tenía unas bolsas bajos los ojos enormes...la lata, tenía que ir a San Bernardo si o sí. Lo bueno es que tiempo atrás había descubierto unos colectivos que salen desde el metro Lo Ovalle y me dejan en la misma plaza.

Llegue al metro y justo me estaba esperando uno, me subí esperando llegar lo más pronto posible...y de tantos choferes de taxis-colectivos que existen, justo me tenía que tocar el que tenía ánimos suicidas...nos fuimos como a 100 k/h  por plena Gran Avenida. Por que claro cuando yo esperaba y le solicite a los cielos de que ojalá no me demorara mucho, nunca pensé que la solicitud iba a ser a costa de mi integridad, casi vomito el desayuno de los puros nervios.
Mal.
Llegué al lugar donde tenía que ir, en el cual sólo me demoré 12 minutos en arreglar todo.
Bien.
Mientras esperaba que llegara una vieja para pasarle un documento, me puse a dar vueltas por la plaza del lugar en donde estaba funcionando una feria, había de todo, artesanías (cuyo odio es cosa de público conocimiento),aceite de emú y cremas de baba de caracol...es eso, un viejo de un puesto se me acerca para hablarme de las bondades de "vigorex"un té muy potente que "todo lo levanta y deja la vara alta"...que verguenza,entre tanta hierba que tenía, pa los riñones, cálculos, infecciones cerebrales,calambres etc...me habrá visto la piel opaca, digo yo,el pelo verde o el look de perro envenenao??
Maaaaaaaaal.
Menos mal que la vieja llego luegó y pude arrancarme del caballero-vigorex, le pase el papelito en cuestión y de vuelta a Santiago. Afortunadamente el chofer del colectivo que me toco de vuelta si tenía algún tipo de respeto por la vida, así que manejo a velocidades que no constituían amenaza para la seguridad pública.
Bieeeeen.
En el trayecto me llaman por teléfono, para decirme si puedo presentarme a una entrevista de trabajo en 3 horas más,en exactamente el otro extremo de la ciudad.
Y aún me quedaban varias cosas por hacer, por intentar terminarlas pronto, empecé a caminar considerablemente más rápido, cuando de pronto sentí como que cojeaba, mi miro el zapato y...horror!!!...se me salió una tapilla, y no tenía ni tiempo ni lugar donde cambiarla...
Maaaal.
Por lo que partí al otro extremo de la ciudad a mi entrevista,cojeando...cero glamour.
Muy maaaal.
A eso de las cinco de la tarde, se empezó a nublar, el cielo tenía toda la pinta de lluvia y con la humedad del aire...se me esponjó el pelo. Cuando llegue al lugar de la entrevista, habían tres niñas perfectamente vestidas y peinadas y yo...coja y con el look de un Jackson Five.
Penosoooooo.
La entrevista tardó más de lo que pensé que duraría y aún tenía que llegar a mis clases de chino mandarín en la U, por lo que salí corriendo, en la medida que el cojeo me lo permitía, a tomar la micro.Preocupada por la hora, por que no conocía el lugar,por que se había puesto a llover y ya anochecía parece que no vi bien el número de la micro.
Resultado?
En vez de llegar a Lord Cochrane con la Alameda, aparecí en Departamental con Vicuña...
Re Maaaaaaaaal
Cuando al fin logré bajarme, nótese que llovía a torrencialmente, pase bajó un paradero y un sucio chorro de agua me cayó en la mitad de la cabeza,para burla de unos obreros que estaban esperando micro ahí...malditos!!!

Pero aún no lograba llegar a clases y ya eran casi las 8.   

El tema ya se estaba transformando en algo personal, así que coja, mojada y atrasada...llegaría igual.

Y llegué...y 20 minutos después, se acabó la clase. Buuuuuuuu!!!

Al irme y luego de un laaargo día, decidí tomar una micro para caminar menos e intentar salvar mi zapato regalón (siempre, antes muerta que sencilla) y al tratar de sentarme en esos asientos altos que tienen las micros del transantiago, como que me dio un ataque de distemper y la mitad de abajo de mi cuerpo como que no acompañó a la mitad de arriba en el intento por subir y por unos segundos quede como monito afirmada del fierro, sin subir,ni bajar. Pero ya a esas alturas, poco me importaba mi alicaida imagen.

Y eso, mi jueves.