Aun recuerdo, como si fuera ayer, cuando me llamaron para decirme que a contar de ese lunes, empezaría a trabajar en ésta comuna.
Y confieso que hasta que postule no sabía ni donde quedaba, ni mucho menos como llegar hasta ese sector de Santiago, que lo que primero me llamo la atención fueron las calles sucias y sin veredas verdes y las casas llenas de barrotes y rejas.
El comienzo fue dificil, trabajar casi sin recursos en una comuna sin muchos recursos, encerradas las cinco que somos el equipo en una sala sin calefaccion, sin pc, ni materiales.
De ahi me dijeron que haría trabajo comunitario y pase de una oficina, al trabajo en terreno, o sea en la calle, visitando sedes comunitarias y poblaciones, conversando con la gente.
-abrazalos cuando saludes-me dijo la trabajadora social- eso los hace sentir mejor.
Abrazar? yo?...cuando me carga que me toquen (entendido en el contexto de personas que no conozco...ehhh...aunque a las personas que conozco tampoco me gusta tocar...mmm...creo que a los únicos seres humanos aparte de mi mamá y hermana que me gusta abrazar es a mis pololos).
Y así empece, con más dudas que ganas...
Y he tenido que aprender a oír y acercarme y caminar con mis tacos por calles que son más de tierra que pavimento.
He visto la valentía de mujeres bravas que denuncian narcotraficantes para tratar de sacarlos de sus poblaciones y escucharlas contarme felices que sus hijos saldran de cuarto medio con un título, no como ellas que no terminaron ni la básica...
Y cuando he ido a hacerles talleres sobre sus derechos, varias veces me han esperado con un tecito y me han honrado con un sandwich de algún inclasificable jamón medio gelatinoso...y me lo he comido agradecida, pese a despues imaginarme a mi mamá llorando por televisión pidiendo un donante de hígado para mí, pues fui víctima de una hepatitis fulminante...
Y he podido ver la belleza en las caritas de unos niños tristes, que me dan besitos babosos y que jamás saldran en el catalogo de algo, salvo de alguna revista de Unicef ...
He tenido que tragarme el orgullo, y eso que nunca he sido soberbia...y he tenido que ponerme en el lugar del otro y tratar de entender a mujeres que no puedo ni en esta vida, ni como en tres reencarnaciones más, entender.
Y me he vuelto más valiente, ya no me asusta cualquier individuo que use ropa tres tallas más de lo que debería, he aprendido a clasificar a los flaites, como el flaite-flaite, el picado-a-flaite,el flaite-dady-yanky, el flaite-cogotero y el narco-flaite, asustandome a la fecha, sólo los dos últimos.
Y hasta he sido capaz de transar mi glamour, llevando a la pega, junto a mis preciosos zapatos de taco color coral, con cartera y collar que le hacen juego, 2 enormes bolsas de basura llenas de ropa recolectada, para que una señora pudiera venderlas en la feria, único sustento de sus hijos.
Y al recolectar regalos de navidad, me he paseado dos semanas con bolsas de basura repletas de regalos donados...dos semanas subiendo a la micro y metro diciendo:
-permisooo, perdónnnn,diiiiiiisculpe...permisooooo,perdónnnnnnnnnn, diiiiiiiiiiiiiiiisculpe.
Y eso que el último regalo que me faltó llevar fue una tabla de windsurf...y tuve que antes de ir al lugar de la fiesta, comparecer en una audiencia y entrar con la tabla....
-Comparece Constanza, abogada por la parte demandante...paffff, se cayó la tabla...domiciliada en calle...paffff, se volvió a caer la tabla...
Súper poco glamoroso, menos mal que la jueza entendió.
Ha sido difícil pero un gran aprendizaje, no de materias ni de cosas que me enseñaron en la U.
Si me encontrara con algún profesor de la escuela y me preguntara:
-Constanza, que es lo más importante que has aprendido este año?
Diría que es más que aprender a explicar leyes de manera simple, más que entrar y salir caminando de poblaciones peligrosas, más que escuchar a mujeres adoloridas, más que intentar caminar cargada como equeco pero glamorosa...
Este año, he aprendido a dar el alma en un abrazo.
