17 de julio de 2005

malas juntas: tabaco, vodka y mi soledad

Y fue asi como empezó todo. Se descubrío el velo y se me volvió necesario escribirlo para volver a descubrir este espacio que clamaba como propio pero había abandonado. Es que las últimas semanas han sido un poco raras. Al cóctel de emociones que conlleva volver a verte sólo y al descubrimiento de cúan frío puede llegar a ser una cama vacía en invierno, debo sumar la aparición de nuevos compañeros en mi depto, qu insisten en àcompañarme aún sin haberlos invitado. De pronto a mis plantas se le sumó la damisela soledad (como dice Silvio) y su viciosa ternura. Además la nicotina me ha vuelto tabacodependiente sin siquiera percatarme de ello. Finalmente el Vodka me golpeó la puerta y lo dejé pasar sin problemas a mi habitación. Juntos reímos y estrujamos el espacio vacío que impregnaron estas paredes. Juntos hicimos que la soledad no se sientiera culpable ni mucho menos SOLITARIA. Invitamos de cuando en vez a más gente y en conjunto llenamos esta casa de olores nuevos, de imagenes retorcidas, que se mezclan entrte tangos y karaokes, con guacamole y espasmos en el baño. Las piezas se tornaron grises y las luces melancólicas. El hogar cambió de color y aparecieron nuevos tonos en las sabanas y cortinas. Una mezcla espuria de alegria con despojo me volvieron un extraño en mi propia casa. El mismo lugar que hace unas semanas había descubierto como propio, ahora aparece como el más público de los lugares comunes. Creo que el pudor y el arrepentimiento se vuelven insensatos y poco producentes a la luz del presente estado de distorsión. No me vuelvo para comenzar ni parto para regresar, solo me estoy dedicando a evaluar mis compañías para ver si puedo averiguar en qué me he convertido.

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